Esos primeros habitantes del Ártico vivirían aproximadamente en la península de Taimir, el territorio más septentrional de Eurasia
CIENCIA
| 28 ENE 2016, 6:25 PM
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Hasta ahora se pensaba que el hombre no se había atrevido a habitar el inhóspito Ártico hasta hace 30.000 años y nunca habían llegado más al norte de 55 grados de latitud.
MOSCÚ. El hombre llegó al Ártico mucho antes de lo que se creía, según se desprende de los restos de un mamut que fue cazado hace 45.000 años, informó hoy el Instituto de Historia de la Cultura Material de San Petersburgo.
“La edad del hallazgo y los rastros de la interferencia del hombre han permitido concluir que hace 45.000 años el hombre ya habitó el Ártico”, señala la nota oficial reproducida por medios locales.
No obstante, el análisis del esqueleto congelado de la cría de mamut de 15 años (Zhenia) descubierta en 2012 en la desembocadura del río Yenusei demuestra que fue cazada, posiblemente con una lanza, por un grupo de hombres que vivían en el Ártico.
Según los científicos rusos, esos primeros habitantes del Ártico vivirían aproximadamente en la península de Taimir, el territorio más septentrional de Eurasia.
Hasta ahora se pensaba que el hombre no se había atrevido a habitar el inhóspito Ártico hasta hace 30.000 años y nunca habían llegado más al norte de 55 grados de latitud.
Los expedicionarios rusos también hallaron restos de un lobo del Pleistoceno que fue matado por el hombre con ayuda de un arma con una punta afilada de forma cónica a unos 68 grados de latitud norte.
Ese hombre, anatómicamente más parecido al actual que al Neandertal, vivía de la caza de mamuts, bisontes y caballos, llegó a colonizar territorios al norte de Siberia, ahora conquistados por el Océano Glacial Ártico al aumentar el nivel del mar, y pudo haber cruzado el estrecho de Béring.
“Esa gente tuvo la posibilidad de llegar al puente de Béring y, posiblemente, lo cruzaron en su camino a América”, apuntó Vladímir Pitulko, jefe de la expedición al norte de la región siberiana de Yakutia.
Los resultados de la investigación realizada por un grupo de científicos rusos asociados a la Academia de Ciencias de Rusia han sido publicados en la revista “Science”.

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