César Medina
lobarnechea1@hotmail.com
Dieciséis kilómetros al norte de Madrid, luego de atravesar el Parque Nacional de El Pardo, que fuera durante siglos coto de caza de duques, príncipes y reyes, se llega a un cementerio de élite, limpio como papel de música, más tranquilo que una foto y solitario como la una... ¡Ahí está Trujillo! Los restos del dictador “descansan en paz” en ese camposanto desde el 19 de noviembre de 1970. Es su tercera tumba desde que fue sepultado en una cripta eclesial de San Cristóbal, su pueblo, el 2 de junio de 1961, y luego de haber pasado por otro “cementerio noble”, el de Père Lachaise, de París, donde compartió espacio con Chopin, Balzac, La Fontaine, Moliere y otras glorias de la cultura universal .
Aquí, en el cementerio de El Pardo, le acompañan su hijo Ramfi s, con quien comparte un mausoleo de mármol negro retinto, y bastante cerca de él está sepultado el almirante Luis Carrero Blanco, personaje de la historia contemporánea española que siendo Presidente del Gobierno del caudillo Francisco Franco fue asesinado por la ETA que voló su coche en una calle céntrica de Madrid .
En su frente lateral-- casi cara a cara-- Trujillo tiene a la esposa de Franco, matrona de España por casi cuatro décadas, Carmen Polo y Martínez Valdés .
Es un cementerio extraño este de El Pardo, por solitario, silencioso, apacible.. .
Ahí está sepultada parte de la historia más conocida o controversial de la España moderna y, sin embargo, durante horas, la mañana del pasado martes 14 sólo había un empleado que recogía escasas hojas secas o dispersas colillas en sus caminos y veredas ya limpias, todo en perfecto orden .
Opera bajo la misma administración y control del Cementerio de La Almudena, el principal y más popular y conocido camposanto de la Comunidad de Madrid, sólo que en El Pardo los costos de enterramiento y mantenimiento de las tumbas son mucho más elevados .
Es un cementerio peatonal, de estrechas veredas, con tumbas enjardinadas, de los que dan escalofríos, muy parecido a los cementerios del siglo XVII que se ven en las películas de época .
La tumba del “jefe”
Padre e hijo están solos en un panteón de unos 20 metros cuadrados por tres de alto. El mausoleo se distingue a leguas, sobresale de las demás tumbas por sus características tan extrañas: Completamente revestido de mármol negro en losas de 50 x 30, con una sola puerta de acceso en su lado frontal, con grueso cristal martillado, también negro, y protegido por barrotes metálicos que impiden la vista al interior .
Asomando los ojos por alguna rendija puede verse en el interior una meseta de mármol blanco y sobre ella dos candelabros vacíos en cada extremo, en el centro un fl orero con dos fl ores plásticas, mustias por el polvo, un portarretrato sin foto y un Cristo corpóreo crucifi cado .
En los laterales de la pequeña capilla hay otras dos mesetas más pequeñas, también de mármol blanco, y sobre ellas dos figuras de santos que no se distinguen bien desde el exterior. Las tres paredes están adornadas por sendas ventanas de vitrales con imágenes de la Virgen de La Altagracia, San José y el Niño Jesús .
No hay literatura visible de ninguna naturaleza, fuera de la inscripción sobre la puerta frontal en letras doradas: Familia Trujillo .
Los nombres de los difuntos sepultados allí no están en ninguna parte .
El panteón no está del todo abandonado, pero se aprecia que no lo visitan con frecuencia. No se ven rastros de la última vela que le encendieron a los difuntos y el piso está polvoriento. Una losa de mármol de la parte alta superior derecha, está desprendida y pudiera caer en cualquier momento .
Su tercer entierro
El dictador fue sepultado por primera vez tres días después de ser ajusticiado. Él mismo se había hecho construir una cripta en la iglesia Nuestra Señora de la Consolación, de San Cristóbal, un templo con aspiración de catedral que el propio Trujillo levantó sobre el solar donde estaba la casa de madera en la que había nacido en 1891 .
Pero la madrugada del 18 de noviembre, cinco meses y medio después de su multitudinario entierro, Ramfi s acudió personalmente a la iglesia, junto a un grupo de amigos y colaboradores, y sacó el cadáver de su padre y lo llevó al yate Angelita, anclado en Boca Chica, con orden de zarpar con destino a Guadalupe para desde allí enviarlo por aire a París .
En la tarde de ese mismo día hizo montar una pantomima para fi ngir que los complotados del 30 de mayo habían escapado cuando eran trasladados de La Victoria a un descenso judicial en la carretera 30 de mayo, y en sádica orgía de sangre los fue asesinando uno por uno, dicen que con el mismo revólver Colt 38 de bolsillo que solía usar su padre .
El destacado periodista y escritor español Francisco R. Figueroa, que escarbó en archivos y hemerotecas todo sobre la vida y diabluras del dictador Trujillo y su hijo Ramfi s, describe con maestría las volteretas del cadáver insepulto del “jefe” .
Después de haber hecho regresar al país el yate Angelita donde los Trujillo se llevaban el cadáver y parte de sus riquezas materiales, fi nalmente Ramfi s logró llevar a París el cadáver de su padre y sepultarlo en el “cementerio aristocrático” de Père Lachaise, en la capital francesa, donde estuvo hasta 16 de noviembre de 1970 cuando fue exhumado y trasladado por tierra a España .
Desde el 19 de noviembre del ‘70, hace casi 43 años, los restos del dictador dominicano se encuentran en el cementerio de El Pardo .
A la ceremonia de su tercer sepelio asistieron su hermano Héctor Bienvenido, que residía en Portugal; su hijo Radhamés, que vivía en Colombia; su nuera Lita Milán, última esposa de Ramfi s, y los dos hijos de ambos, que aún residen en Madrid .
La muerte de Ramfis
Ramfi s vivió en París menos de un año, siempre en compañía de su amigote Porfi rio Rubirosa, de cuya mano entró al jet set europeo .
En el verano de 1962 vino a vivir a Madrid junto a su compañera de turno, la actriz húngara-norteamericana Lita Milán, con quien casó y procreó dos de sus siete hijos. Ella ha permanecido fi el a su memoria y junto a sus dos hijos, es de las pocas personas que visitan su tumba aunque sea de tiempo en tiempo .
Murió el domingo 28 de diciembre de 1969 en la clínica Covesa, de la calle Del Príncipe de Vergara, nueve días después de estrellar su auto deportivo Ferrari --dicen que a gran velocidad-- contra el Jaguar de la Duquesa de Alburquerque, Teresa Bertrán de Lis Pidal Growski y Chico de Guzmán, que había salido poco antes de su residencia junto a su hijo de once años .
La duquesa murió en el acto, su hijo resultó seriamente herido pero logró sobrevivir a graves lesiones y es hoy el XXIX Duque de Alburquerque, Juan Miguel Osorio y Beltrán de Lis .
DOCUMENTAN MUERTE DE RAMFIS TRUJILLO
El periodista Francisco R. Figueroa documenta la historia: “Ramfis, al parecer, volvía de una juerga a su casa en el barrio señorial de La Moraleja, pero sus allegados declararon que se acostó a las tres de la madrugada y que se dirigía al aeropuerto de Barajas a pilotar su avioneta, como afirman hacía cinco días por semana. Jamás pudieron aclararse las circunstancias exactas del accidente ni en qué estado iba él en ese momento o dónde había pasado la noche”.
Su estado, sin embargo, no preocupó a los médicos cuando fue conducido a la clínica... “Pero empeoró alarmantemente a causa de estragos internos que los médicos no habían advertido”. La Duquesa de Alburquerque era mujer muy querida en la sociedad madrileña. Al hijo mimado del “jefe” lo sepultaron en el cementerio de La Almudena, pero seis meses después fue exhumado para llevarlo junto a su padre, cuyos restos habían sido traídos desde París y depositados en el mausoleo negro del cementerio de El Pardo... ¡dónde están en buen resguardo!

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