Tony Raful

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 Freddy Beras Goi­co, personaje in­olvidable por su carácter y ejer­cicio del humor, solo comparable en escalas distintas al gran humoris­ta, Don Paco Escribano, era versátil y creativo, capaz de desdoblarse en la escena ha­ciendo el papel de cualquier personaje público, se unió a la revolución dominicana desde el mismo glorioso 24 de abril de 1965, cuando la voz estentórea de José Fran­cisco Peña Gómez, anunció a los cuatro vientos, el alza­miento de dos campamen­tos militares demandando el retorno a la constitucionali­dad bajo la jefatura del pro­fesor Juan Bosch. Freddy se presentó en la televisión para unirse al pueblo, con una car­tuchera de balas cruzadas al pecho llamando a la lucha y por la democracia. Cuando el Congreso Nacional, en uso de sus facultades constitucio­nales, invistió a Francisco A. Caamaño como Presidente de la República el 4 de mayo de 1965, luego de haberlo es­cogido en sesión solemne el 3 de mayo, Freddy Beras Goi­co fue al Edificio Copello en la calle El Conde, donde se instalaron las oficinas del Go­bierno constitucional, desde donde Caamaño dio a cono­cer los primeros decretos pre­sidenciales.



Después del mediodía y una jornada agotadora, el presidente Caamaño pre­guntó dónde se podía conse­guir hielo en medio del calor abrasador de los rayos sola­res. La energía eléctrica esta­ba suspendida. Freddy Beras Goico, se ofreció para conse­guir el hielo. No lo llamó pre­sidente como debió ser, si­no que le dijo “Francis”, por la confianza que tenía con el héroe de abril, y además, ha­cía apenas horas, que “Fran­cis” era el Presidente consti­tucional del país, todavía no se acostumbraban sus ami­gos a llamarlo presidente. Caamaño dio una orden, pa­ra que dos soldados acom­pañaran a Freddy en una camioneta a buscar el hielo. Freddy fue a la avenida Bo­lívar esquina Pasteur, donde estaba un cuartel de la Poli­cía, que había sido tomado por los constitucionalistas, pero que al lado, había uno de los primeros frízer de fun­das de hielo que se colocaban para venta en algunos luga­res. Freddy Beras llegó oron­do y se desmontó fusil en ma­no a buscar la funda de hielo para llevarla al presidente Caamaño, pero tamaña sor­presa lo esperaba, cuando tres militares del grupo que ocupaba el Palacio Nacional por coincidencia cruzaban por el lugar y lo apresaron. La odisea de Freddy prisione­ro en San Isidro fue dramá­tica pero después de varios meses fue puesto en libertad gracias a la intervención de Monseñor Octavio Beras y la comisión de la OEA, sien­do inmediatamente depor­tado a Puerto Rico. El asun­to es, que en enero de 1966, luego del intento de liquidar a la plana mayor constitu­cionalista durante el asedio al Hotel Matum de Santia­go en diciembre de 1965, el coronel Caamaño fue nom­brado agregado militar de la Embajada dominicana en Londres. Freddy, que de Puerto Rico se fue a Es­paña, tomó un vuelo hacia Londres, para visitar a Ca­amaño. Cuando Caamaño lo recibe, Freddy se aparece con dos fundas de hielo en la mano y le dice, “Francis, excúsame ahora fue que pu­de traerte el hielo que me pediste aquella mañana”. Caamaño se rio a carcajadas y le dio un fuerte abrazo.

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