EL MACHETE NO TUVO EL ROL PROTAGÓNICO QUE SE LE CONFIERE. EE.UU RESPALDÓ CON ARMAS

Grisbel Medina R.
grisbel.medina@listindiario.com
Santiago
Fruto de años dedicados al estudio meticuloso de la historia dominicana, fueron las 29 páginas del discurso de ingreso a la Academia Dominicana de la Historia del escritor y abogado Edwin Espinal Hernández. La Restauración de la República y particularmente aquellos temas pocos tratados de la gesta, son los ejes centrales de un ensayo revalidado por referencias tomadas de 72 documentos, cartas, libros, informes militares y el olfato investigador de su autor.
El apoyo de los Estados Unidos a los restauradores, el contrabando de armas vía Haití y las islas Turks & Caicos, las enfermedades que diezmaron a los españoles, así como el empleo preferente del fusil y no del machete, como “verdaderas aliadas de los dominicanos”, son asuntos y verdades que el abogado e historiador santiagués se permite destacar. Hace la salvedad de que sus conclusiones están apoyadas en la  documentación ñvirgen y fresca- del Archivo General de Indias.
EEUU estableció una base naval en Haití, único territorio de Las Antillas que no era colonia, ¿por qué?
La ubicación de esa base naval en territorio haitiano incidió indudablemente en la introducción de armas de factura norteamericana en el vecino país, así como también en la presencia de vapores unionistas traficantes de pertrechos en aguas haitianas y dominicanas. Ambos hechos tuvieron una importancia de primer orden en el desarrollo de la guerra de la Restauración, ya que los dominicanos pudieron acceder, sobre la base de un activo comercio transfronterizo por mar y tierra, a fusiles, plomo y pólvora, vitales para el armamento del ejército.
El empeño en contar con armas de fuego, antes que con machetes u otras armas blancas, pone de manifiesto su rol fundamental en la guerra de guerrillas implementada por el ejército restaurador y reniega del presunto carácter decisorio del machete. El uso preponderante del fusil por parte de los restauradores ñ y no del machete-, unido a las enfermedades y a las condiciones ambientales y climáticas que afectaron a los soldados españoles, serían los factores claves en el balance de la guerra a favor de los dominicanos.
¿Por favor, explique en detalle cómo se da el proceso?
Varias situaciones dan fundamento a la tesis de que fue prestada ayuda estadounidense directa a los restauradores. La primera es la llegada de navíos estadounidenses a Cabo Haitiano, Monte Cristi y Puerto Plata. La segunda son los reclamos españoles sobre barcos de particulares norteamericanos en aguas dominicanas. La tercera fue la captura en 1864 de un rebelde dominicano en Arroyo del Carretón, cantón de Baní, con una carabina Springfield modelo 1826, arma esta fabricada en los Estados Unidos y utilizada por los unionistas en su guerra contra los confederados, aunque no podemos afirmar que la misma fue obtenida directamente de los norteamericanos.
Todo da a entender que la ayuda de Estados Unidos fue limitada en el tiempo y que su nivel no alcanzó gran magnitud. Los estados de la Unión se manifestaron opuestos en 1861 a la anexión de República Dominicana y aunque su Departamento de Estado varió posteriormente su actitud  frente al conflicto dominico-español entre 1862 y 1864, podría sustentarse, considerando los indicios y la dubitativa posición que al respecto manifestó Lincoln a su Secretario de Estado William H. Seward, condensada en su irónica frase de mantener una “honesta y estricta neutralidad” “tomando el bosque”, es decir  no enfrentando a España pero tampoco inclinándose a favor de los negros de Santo Domingo, que su Departamento de Marina brindó un subrepticio apoyo a los rebeldes dominicanos en conjunción con Haití y ciudadanos americanos a partir de 1863.
¿Significa que los dominicanos iniciaron la guerra a mano pelá?
Varias fuentes confirman que los dominicanos no contaron con un parque bélico considerable al momento del estallido de la guerra. Localizar viejos pertrechos en comunidades rurales fue una medida provisional, ya que para armar al ejército se esperaba contar con armas que llegarían desde el extranjero: por ejemplo en septiembre de 1863, al comandante de armas de La Vega se le pedía confeccionar cartuchos entretanto se daba respuesta a su pedido de fusiles y municiones. Las fuentes de los recursos obtenidos no se clarifican, aunque se puede afirmar que fueron Haití, donde en octubre y noviembre de 1863 se compraron fusiles, pólvora y plomo, y las Islas Turcas, a donde se remitía tabaco a cambio de pólvora.
¿Tabaco a cambio de pólvora?
Sí. Las provisiones de guerra siguieron fluyendo desde Islas Turcas, pese al asedio marítimo, así como a través de la frontera marítima y terrestre de Haití, sin dudas con el pleno conocimiento de Estados Unidos. Para la adquisición de pertrechos, los dominicanos utilizaban el tabaco como uno de sus instrumentos de cambio. El trueque también podía tener efecto a partir de frutos del país.
¿Entonces el uso del machete no fue tan decisorio?
El uso de manera principal de fusiles y carabinas en los combates escenificados al amparo de la guerra de guerrillas; la insistente necesidad de su presencia entre las tropas restauradoras antes que machetes y la sugerencia del empleo del machete sólo en ocasiones oportunas y seguras, dejan por sentado que este último no fue el arma que determinó el triunfo dominicano y que la glorificación que hacen de él ciertos autores se atiene más a su condición de instrumento indispensable de las masas rurales, protagonistas claves de la guerra.
¿A su juicio, cuáles fueron los aliados de los dominicanos en la guerra de La Restauración?
La influencia del clima y la vegetación sobre las condiciones de salubridad, así como la de los insectos, la alimentación y las propias tácticas de la guerra de guerrillas, confluyeron junto al embate de las armas, para afectar la contextura de los españoles, muchos de los cuales eran mozos reclutados forzosamente, sin previo entrenamiento militar y con escaso desarrollo físico, debido a la crónica subalimentación de las clases populares españolas, lo que dificultaba aún más su adaptación a las condiciones de  Santo Domingo y les hacía presa fácil de enfermedades como  fiebres tifoideas intermitentes y perniciosas, casos de vómito  y viruela. La modificación de los hábitos y conductas alimenticias al llegar a la isla trajo alteraciones en la salud de los españoles. 

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