La batalla del 15 de junio de 1965

Andrés Fortunato
La batalla de los días 15 y 16 de junio, iniciada en la mañana de un día como hoy, hacen 45 años, fue decisiva para la democracia política que hoy disfrutamos, por lo que esta fecha debe ser seriamente recordada por las actuales generaciones de dominicanas y dominicanas.
Durante esos dos aciagos días el Ejército Constitucionalista dirigido por el Presidente Constitucional en armas Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, el cual estaba conformado por militares y policías, así como por hombres y mujeres civiles que representaban a todos los sectores democráticos de la nación, se definieron los destinos de la democracia política que hoy disfrutamos, por lo que esas fechas deben ser seriamente recordadas por las actuales y futuras generaciones de dominicanas y dominicanas.
Es justo señalar, aunque a muchos le parezca extraño y sin ningún ánimo de desbordar la realidad con fantasías, que esta democracia política que alegre y como si bajara del cielo disfrutamos ahora, es producto de la resistencia más heroica de este pueblo y toda la América Latina, al despiadado ataque que, en esos dos días, lanzó el ejército invasor de los Estados Unidos de América, el más poderoso del mundo, a Ciudad Nueva, espacio que ellos aislaron, tan pronto comenzaron su invasión el 28 de abril, con la intención de provocar la desaparición física de los soldados y civiles que luchaban a favor de los derechos fundamentales que les asistían, y proteger a las tropas militares que habían derrocado el gobierno del Profeso Juan Bosch la noche del 25 de septiembre de 1963.
Siempre debemos recordar que si esa batalla se hubiese perdido, se hubiesen podido derivar consecuencias muy funestas, para la vida democrática del país.
Entre otras podríamos señalar, por ejemplo, que si Ciudad Nueva hubiese sido tomada los días 15 y 16 de junio de 1965, el gobierno de Reconstrucción Nacional que encabezaba el general Imbert Barrera (Un general vitalicio, por haber participado en el ajusticiamiento de Trujillo, pero que no se explica cómo pudo estar del lado de los que pisotearon la soberanía nacional), se pudo haber perpetuado en el poder, por largos años como una dictadura, con resultados peores que los doce años de Balaguer. Eso lo entendieron hasta los mismos norteamericanos.
Recordemos, que el mismo presidente Johnson, quien había ordenado la invasión del 28 de abril, señaló, refiriéndose a Imbert Barrera, que: “Yo no voy a pasar a la historia como el hombre responsable de poner otro Trujillo en el poder” (Minaya, Héctor; “ Abril, Los 5 días decisivos”, pag 111).
A juzgar por los muchos años de vida que ha disfrutado el General Imbert Barrera, esa dictadura todavía pudiera estar pendiendo sobre nosotros.
Se puede deducir, que sin la resistencia heroica de los constitucionalistas, una vez vencidos, hubieran sido aniquilados y, por vía de consecuencia, el gobierno de Reconstrucción Nacional, iba a continuar con Imbert a la cabeza, un hombre que ordenó la Operación Limpieza el 15 de mayo de ese mismo año, operación en la cual murieron no sólo muchos militares constitucionalistas, sino un número indeterminado de civiles.
Afortunadamente no fue así. Lo que sí ha ocurrido es que durante 49 años ininterrumpidos hemos disfrutados de una democracia que, aunque muchos la han querido secuestrar y volcar el erario en sus bolsillos mediante maniobras fraudulentas y corruptas que ponen en peligro la democracia que ha sido el producto de grandes sacrificios, aún tiene posibilidades de ser rescatada y avanzar con mejor suerte.
Los días 15 y 16 de junio habían sido precedidos por grandes jornadas de luchas armadas en las calles de Santo Domingo en las cuales miles de personas civiles y militares, hombres y mujeres, habían perdido sus vidas para darnos la estabilidad política de que hoy disfrutamos.
Entre estas grandes jornadas recordamos la del puente Duarte, la tarde del 27 de abril, la toma de la fortaleza Ozama, la resistencia a la Operación Limpieza en la parte norte de la ciudad, el intento de la toma del Palacio Nacional el 19 de mayo, con el Coronel Tomás Fernández Domínguez a la cabeza, y sobre todo, el desafío cívico que le dio el pueblo a los invasores y las tropas criollas antidemocráticas, cuando el día anterior a estas batallas, el 14 de junio, se produjo uno de los mítines más grande que recuerda la historia, para recordar a los mártires y héroes del 14 de junio.
Ese día el pueblo heroico dominicano, cruzó el cordón de seguridad y se unió al bastión constitucionalista en Ciudad Nueva.
De acuerdo al libre de Hamlet Hermann, “Caamaño, biografía de una época”, dejó 67 muertos en la zona constitucionalista, la mayoría civiles.
FUENTE: PERIÓDICO EL NACIONAL.
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